Esta es la tercera película que ruedan juntos los dos protagonistas,
tras "Tener y no tener" (1944) y "El sueño eterno" (1946). Escrita y
dirigida por Delmer Daves, se basa en una novela del gran David Goodis.
La acción se localiza en San Francisco y sus alrededores. Un hombre inocente, condenado erroneamente por el asesinato de su esposa, Vincent Parry (H. Bogart), se fuga de la prisión de San Quintín con el doble propósito de averiguar quién fue el autor del crimen por el que fue condenado y rehacer su vida. La película no muestra el rostro del protagonista hasta transcurridos los primeros 61 minutos de metraje. Entretanto se hace uso de la "cámara subjetiva", consistente en que ésta se sitúa en el interior del personaje y muestra sólo lo que él ve, piensa, dice y oye.
La acción se localiza en San Francisco y sus alrededores. Un hombre inocente, condenado erroneamente por el asesinato de su esposa, Vincent Parry (H. Bogart), se fuga de la prisión de San Quintín con el doble propósito de averiguar quién fue el autor del crimen por el que fue condenado y rehacer su vida. La película no muestra el rostro del protagonista hasta transcurridos los primeros 61 minutos de metraje. Entretanto se hace uso de la "cámara subjetiva", consistente en que ésta se sitúa en el interior del personaje y muestra sólo lo que él ve, piensa, dice y oye.
El encuentro con Irene Jansen (L. Bacall) y el romance que se establece
entre Vincent y ella destilan un clima de sinceridad, veracidad y
credibilidad pocas veces superado en el cine. Secuencias culminantes del
film son la que muestra a Vincent e Irene, situados uno junto al otro,
mirando en el espejo, que ocupa casi toda la pantalla, el resultado de
la operación; la pelea entre Vincent/Alan y el chantajista junto al mar y
bajo la imagen inmensa del Golden Gate; y la huída de Bogart por la
escalera de incendios del edificio que entonces era el más alto de San
Francisco. La fotografía corre a cargo del notable Sidney Hickox ("Tener
y no tener", "Al rojo vivo"), que hace un uso excelente de la cámara,
con secuencias largas y estáticas, junto a otras en las que mueve el
objetivo suavemente para mantener la imagen centrada con precisión.
Superpone imágenes y las multiplica para explicar los delirios del sueño
de Vincent. El director de la música es Franz Waxman, especializado en
composiciones cinematográficas ("El crepúsculo de los dioses", "Rebeca",
"Un lugar en el sol"). Se sirve de trompetas, instrumentos de viento
acompañados de cuerdas, y percusión suave, en melodías que crean
sensaciones de intimidad, temor, alegría. El guión es el elemento más
débil de la obra: la poca verosimilitud de algunas situaciones y saltos
en la explicación de algunos hechos, abonan esta valoración. Los
diálogos están muy bien construídos. El punto más fuerte de la película
viene dado por las interpretaciones sobresalientes de Bogart y Bacall,
llenas de magnetismo y seducción. Destaca la intervención de Agnes
Moorehead en el papel de la villana Magde Rapf.
Obra emblemática del cine negro americano de Postguerra, que resulta
interesante, abosorbente y entretenida. Incorpora elementos de thriller y
de romance. Imprescindible para los amantes del cine de Bogart y
Bacall.
Un hombre que ha sido encarcelado injustamente por el supuesto asesinato
de su mujer escapa de la prisión, y decide cambiar sus rasgos mientras
intenta demostrar su inocencia. Una atractiva y desconocida mujer le
presta ayuda, porque su padre también fue víctima de una injusticia.
Esta es la historia que plantea la Senda tenebrosa, un brillante ejemplo del cine negro desarrollado durante la década de los 40 y principios de los 50. El guión en si, no rompe esquemas dentro de su género, pero plantea un sólido relato de misterio e intriga, con un ritmo en crescendo que atrapa al espectador de principio a fin. El conflicto que plantea el film centra su base en el personaje de Bogart, relacionado con Lauren Bacall, la cual aporta un magnetismo clave a la hora de enfrentar el desarrollo de la acción. La visión mundana de la obra no disgrega en casi ningún aspecto de la planteada por el género negro, confluyendo elementos dogmáticos: confrontación campo-ciudad, tinte pesimista y melancólico, dualidad paralela entre los ejes de una sociedad corrupta y ahogada en si misma… y como no, una densa y agobiante atmósfera planteada desde las calles del inconfundible San Francisco.
Esta es la historia que plantea la Senda tenebrosa, un brillante ejemplo del cine negro desarrollado durante la década de los 40 y principios de los 50. El guión en si, no rompe esquemas dentro de su género, pero plantea un sólido relato de misterio e intriga, con un ritmo en crescendo que atrapa al espectador de principio a fin. El conflicto que plantea el film centra su base en el personaje de Bogart, relacionado con Lauren Bacall, la cual aporta un magnetismo clave a la hora de enfrentar el desarrollo de la acción. La visión mundana de la obra no disgrega en casi ningún aspecto de la planteada por el género negro, confluyendo elementos dogmáticos: confrontación campo-ciudad, tinte pesimista y melancólico, dualidad paralela entre los ejes de una sociedad corrupta y ahogada en si misma… y como no, una densa y agobiante atmósfera planteada desde las calles del inconfundible San Francisco.
La fotografía es un punto de inflexión al valorar el apartado técnico o
visual de la senda tenebrosa. Sidney Hickox convence realizando un
esplendido trabajo de captación de exteriores, sin olvidarnos, eso si,
de unos más que loables interiores retratados perfectamente a través de
un sabio uso de luces y sombras, como ejemplo el apartamento de Bacall
con un marcado estilo modernista. Reseñamos también el uso de la cámara
en primera persona (subjetiva), como un aporte de originalidad y
frescura que ameniza casi la mitad del metraje total de la cinta.
Sobriedad y clase definen a la perfección la música otorgada por Franz
Waxman. Entre el elenco de actores aparte de Bogart y Bacall, destaca
Bruce Bennett, quién lleva acabo una convincente interpretación.
Ejemplar obra negra, necesaria para conocer los pilares en los que se construyen películas míticas del cine americano de la posguerra.
Ejemplar obra negra, necesaria para conocer los pilares en los que se construyen películas míticas del cine americano de la posguerra.
Para los amantes de Bogart y Bacall. La filmografía que tienen juntos no
es muy abundante así que esta película, a pesar de ser una obra menor,
resulta interesante sobretodo por las interpretaciones. El guión es
flojo y en la actualidad algunas situaciones en su época novedosas,
resultan un poco endebles. Pero la química entre los dos permanece. Para
sus amantes recomiendo el libro titulado Bogart de Eric Lax en la
editorial Tusquets, año 1999, os aseguro una auténtica joya de
biografía.
Por cierto no tengo suerte, siempre que veo en una película a Agnes Moorehead, de una manera o de otra siempre hace de bruja.
La senda tenebrosa es un magnífico ejemplo de cómo hacer con un pésimo guión una buena película, gracias a la interpretación de una de las grandes damas de la pantalla grande (Agnes Moorehead) y al carisma de la pareja cinematográfica por excelencia (Humphrey Bogart - Lauren Bacall).
Y hablo del guión. No de la novela de David Goodis que, visto lo visto,
parece tener elementos mas que suficientes para cautivar al espectador. Y
aquí quien realmente nos cautiva es nuestra Agnes-brujita querida junto
a los “Bacall eyes”. Bueno, y un poco también el amigo Bogart aunque no
creo que sea una de sus mejores películas.
Zapatero a tus zapatos. Delmer Daves a dirigir,
que lo haces bien. Ahí quedan El tren de las 3,10 para Yuma ó El árbol
del ahorcado. Pero, suponiendo que no hubiese huelga de guionistas,
había que haberle dejado a otro la concreción de la línea argumental.
Tal vez así nos hubiésemos tragado la píldora de tantísimas
casualidades, de tanto “caprichoso” azar al servicio de la historia,
nada menos que en un San Francisco donde hay unos cuantos millones de
individuos pululando por allí, para que la fatalidad se cebe siempre en
los mismos.
Pobre Bogart. No pongas un circo que te crecerán los enanos, los leones
se declararán en huelga de hambre y probablemente hasta el hombre-bala
se atasque en el cañón. Tanta mala suerte no es creíble. Si es que paras
a tomar un café y ahí está la pasma sospechando. Si es que vas en
visita de “cortesía” y acabas tirando la casa y lo que no es la casa por
la ventana. ¡Que ni pintada para habitación del pánico!.
¡Y aun así la película es buena!... Gracias Agnes, gracias Lauren, gracias Humphrey.
¡Y aun así la película es buena!... Gracias Agnes, gracias Lauren, gracias Humphrey.
Más que la historia en sí, la cual es interesante y llevadera, lo que
más me quedó de esta película es su primera parte, donde el director
utiliza en forma inteligente el plano subjetivo para meternos dentro de
la historia como si fuésemos el personaje mismo interpretado por
Humphrey Bogart.
Es también magistral el uso de la cámara por parte de Delmer Daves, quien además demuestra en otros pasajes que tenía gran capacidad para la dirección y la puesta en escena, pues se nota que manejaba gran habilidad para desplegar con maestría el lenguaje cinematográfico al contarnos su historia con variedad de recursos técnicos muy llamativos para la época.
Es también magistral el uso de la cámara por parte de Delmer Daves, quien además demuestra en otros pasajes que tenía gran capacidad para la dirección y la puesta en escena, pues se nota que manejaba gran habilidad para desplegar con maestría el lenguaje cinematográfico al contarnos su historia con variedad de recursos técnicos muy llamativos para la época.
También destaco las interpretaciones de Humphrey Bogart y Lauren Bacall.
El primero en la piel de un falso culpable encarcelado que escapa de
prisión para probar su inocencia, mientras que la actriz se pone en la
piel de una mujer que siente empatía por el personaje de Bogart, ya que
el padre de ella también sufrió en carne propia el ser juzgado
injustamente a la cárcel.
La trama, como dije es llevadera y de ritmo ágil, pero a decir verdad me pareció un tanto descuidada y con determinadas licencias que hacen que por allí no resulte del todo creíble.
La trama, como dije es llevadera y de ritmo ágil, pero a decir verdad me pareció un tanto descuidada y con determinadas licencias que hacen que por allí no resulte del todo creíble.
El conflicto narrativo es un tanto inverosímil, hecho con el objetivo de llamar la atención del espectador, pero se desatiende la lógica en muchos pasajes.
La relación romántica entre los personajes principales es creíble, pero
no tiene la chispa suficiente como para lograr sensibilizar al
espectador en la medida de lo esperable.
El guión por tanto es efectista, pero no rompe con ningún esquema, no resulta tan magnético ni sorprende en ningún momento con algún giro sorpresa. Es por ello que resulté levemente defraudado con este clásico, el cual si uno mira la nota media pareciera ser una obra maestra, y ciertamente que a nivel argumento no lo es, aunque sí se destaca a nivel lenguaje técnico cinematográfico.
Lo mejor: el plano subjetivo (la cámara enfocada en primera persona) y la química Bogart- Bacall.
Lo peor: el guión no es de los mejores, no consigue ser lo suficientemente lúcido en su confección como para enganchar más de la cuenta al espectador.
El comienzo en primera persona de toda la fuga ya avisa de que se asiste
a una historia diferente, el camino a la libertad a través de una serie
de misteriosos personajes, todo un viaje de cine negro puro
introduciendo temas novedosos como la estética y además mostrando la
oscuridad de San Francisco, siempre parece que estas historias tengan
que ocurrir en Nueva York... también es original porque nuestro
protagonista no aparece hasta bien entrada la película delante de la
cámara y, tratándose de H. Bogart, se suma a la desesperación de la
trama.
Una persecución en la que los personajes se van identificando poco a
poco al tiempo que se va explicando el porque de su ingreso en San
Quentin, la intriga va alternando pasajes de huida con pasajes de
venganza... es la típica novela de la época que se puede definir como
perfecta, todos los personajes están involucrados, todos se vuelven a
entrecruzar y, salvo algún fallo y algún hecho poco creíble, se cierra
perfectamente y todo queda atado, aunque me queda una sensación de mayor
simplicidad con respecto a otras y sobre todo un contenido romántico
muy superficial en una pareja que ya dio mejores aventuras y mejor
tratadas en anteriores películas.
TÍTULO ORIGINAL | Dark Passage |
---|---|
AÑO | 1947 |
DIRECTOR | Delmer Daves |
GUIÓN | Delmer Daves (Novela: David Goodis) |
MÚSICA | Franz Waxman |
FOTOGRAFÍA | Sid Hickox (B&W) |
REPARTO | Humphrey Bogart, Lauren Bacall, Bruce Bennett, Agnes Moorehead, Tom D'Andrea, Clifton Young, Douglas Kennedy, Rory Mallinson, Houseley Stevenson |
PRODUCTORA | Warner Bros. Pictures |
SINOPSIS | Un hombre (Bogart) que ha sido injustamente encarcelado por el asesinato de su mujer escapa de la prisión con la intención de probar su inocencia. Una atractiva desconocida (Bacall) le presta ayuda, porque su padre también fue víctima de un error judicial. |
CRÍTICAS | ---------------------------------------- "Clásico del cine negro de los cuarenta. (...) Bogart y Bacall seducen sin el menor esfuerzo, y la potencia visual de la puesta en escena es digna del clásico más insigne" (Miguel Ángel Palomo: Diario El País) ---------------------------------------- |
Imprescindible película de buenísimo cine negro de la época dorada. Se
divide en tres partes claramente diferenciadas: en la primera se nos
muestra la acción en 1ª persona, al lo gonzo (los que veais pelis XXX
sabreis lo que digo...) que dura aproximadamente 36 maravillosos
minutos. Destaca de esta parte cuando la diosa Bacall mira a Vincent
(Bogart), es decir, nos mira, me mira. Y me derrito por supuesto con su
belleza. La 2ª parte es en la que el protagonista está convaleciente y
no puede hablar. El espectador quiere que hable ya y termine su agonía
(la del espectador) y la 3ª parte es en la que se produce el desenlace.
A destacar la dirección, magistral, y las actuaciones de los actores secundarios
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