jueves, 28 de junio de 2012

El cuervo


Es el largometraje más acreditado del realizador norteamericano Frank Tuttle (1892-1963). El guión, de Albert Maltz y W.R. Burnett (“La jungla de asfalto”, 1950), adapta el relato breve “A Gun for Sale” (1936), del novelista británico Graham Green (1904-91). Se rueda en escenarios reales de L.A. (CA) y en los platós de Paramount Studios (Hollywood, CA), con un presupuesto ajustado, propio de las producciones realizadas en Hollywood durante la IIGM. Producido por Richard Blumenthal para Paramount, se estrena el 13-V-1942 (EEUU).





La acción dramática tiene lugar en San Francisco y L.A. (CA) a lo largo de unos días de marzo/abril de 1942. Philip Raven (Ladd), matón de alquiler, es contratado por Willard “Will” Gates (Cregar), tenebroso empresario de la sala de fiestas “Neptune Club” de L.A., para asesinar a Alfred Baker (Ferguson), chantajista de San Francisco. En el viaje de regreso a L.A. conoce a la joven Ellen Green (Lake). Philip, de nervios templados y sangre fría, no tiene amigos y no se fía de nadie. Presta servicios de matón de alquiler. Tras su hieratismo y su seriedad, oculta antiguos traumas y años de reformatorio. De trato distante y cauteloso, es cariñoso sólo con los gatos. Will es autoritario, egoísta, corrupto y glotón. Colabora con la dirección de la empresa “Nitroquímica” en negocios turbios. Ellen es guapa y atractiva. Trabaja como cantante e ilusionista de cabaret.




El film suma cine negro, crimen, acción, suspense y thriller. Es una obra imprescindible de cine negro americano clásico. Algunos ponen objeciones a su atribución a este género, alegando la inexistencia de una mujer fatal y de algún policía corrupto. Con todo, reúne las características propias del género: el personaje protagonista es un criminal atormentado, oscuro y amoral. Los personajes que mueven la acción son traicioneros, desleales y corruptos. Sus motivaciones son sórdidas. Abundan los ambientes nocturnos, lluviosos y húmedos, así como las localizaciones subterráneas y fantasmagóricas, claustrofóbicas y opresivas. La fotografía se presenta estilizada, con predominio de sombras y escenarios inquietantes. La música ofrece composiciones jazzísticas.


Destaca la singular personalidad del protagonista, un hombre hermético, huraño, de pocas palabras y solitario, que no ríe nunca y a través del rostro no refleja ninguna emoción. En él se inspiran personajes posteriores tan recordados como Jeff Costelo de “El silencio de un hombre (El samurai)” (Melville, 1967), Corey de “Círculo rojo” (Melville, 1970), León de “El profesional” (Besson, 1994), Ghost Dog de “Ghost Dog: el camino del samurai” (Jarmush, 1999) y, en clave cómica, Ralph Milan de “El embrollón” (Molinaro, 1973) y otros. La extraña afición de Philip Raven a los gatos tiene continuidad a través de personajes como el corso Mattei de “Círculo rojo” (Melville) y otros.




La compenetración y buena química de la pareja formada por Alan Ladd y Verónica Lake propicia su éxito y fama. Al amparo de estas circunstancias, la pareja protagoniza otras tres películas de la Paramount: “La llave de cristal” (1942), “La Dalia Azul” (1946) y “Saigón” (1948). Dado su éxito, la Warner le opone la pareja formada por Humphrey Bogart y Lauren Bacall, que protagoniza “Tener y no tener” (1944), “El sueño eterno” (1946), “La senda tenebrosa” (1947) y “Cayo Largo” (1948). Ambas parejas tienen un recorrido temporal breve. A la contraposición de parejas sigue la contraposición de galanes, Ladd y Bogart, beneficiosa para ambos.




La obra presenta unos diálogos soberbios por la precisión y concisión que los caracterizan. La narración, estructurada con rigor y desplegada con vigor y gran sentido de la economía de medios, es brillante y absorbente. Las interpretaciones del cuadro de actores se benefician de la presencia de secundarios sólidos, como Laird Cregar (“Su Excelencia” en “El diablo dijo no”), Marc Lawrence, Tully Marshall y otros. En la sala de fiestas se ve fugazmente a Yvonne De Carlo. El metraje está salpicado de un humor burlesco y bullicioso, con toques negros. El discurso se enriquece con la inclusión de una larga variedad de elementos. Cabe destacar la simpática referencia al cuento infantil de Pulgarcito, una escena de vértigo, la aparición temprana de “gadgets” (a la manera de los de James Bond), la crítica del maltrato de género y del maltrato infantil, la presencia de un mico de compañía, el extravagante paisaje interior del edificio de administración y gestión de la compañía Hidronitro, una acotación de la feria del Carnaval, la enternecedora niña poliomielítica, etc. Por razones del momento (el país se incorpora a la IIGM el 7-XII-1941), se incluye un episodio patriótico, difícil de entender desde la perspectiva actual. Las referencias psicoanalíticas responden a factores de moda.  


La banda sonora, de David Buttolph (“Juntos hasta la muerte”, Walsh, 1949), ofrece una partitura jazzística con un vibrante primer corte al piano; fragmentos orquestales que se adaptan, plano a plano, a la evolución de la acción; música de baile en la sala de fiestas y secuencias de música oscura, reiterativa y angustiosa de excelente factura. Añade dos canciones festivas creadas para el film (I’ve Got You” y “Now You See It, Now You Don’t”), con música de Jacques Press y letra de Frank Loesser, interpretadas por Verónica Lake (doblada por Martha Mears). La fotografía, de John F. Seitz (“El crepúsculo de los dioses”, Wilder, 1950), en B/N, crea ambientes inquietantes y lúgubres, acordes con el género, en un marco sobrio y elegante.



Magistral obra e indiscutible clásico entre los clásicos del buen cine negro americano de los años 40. Diálogos perfectos, escenas muy bien rodadas, la química de la pareja protagonista (un Alan Ladd en uno de sus primeros papeles y una Verónica Lake en la cumbre de su esplendorosa belleza y breve reinado) contribuye mucho a la puesta en escena de esta novela de Grahame Greene titulada (Una pistola en venta) a mi gusto un título mucho más apropiado. Se suele decir que Bogart y Bacall fueron mejores pero Ladd y Lake llegaron antes; en cualquier caso esta pareja tampoco desmerece en nada a la hora de imprimir carácter, intriga e interés en una de las películas de obligada visión para cualquier cinéfilo que se precie de serlo.


7 películas coprotagonizadas hicieron de la pareja Ladd-Lake una de las más afamadas de Hollywood. Sinceramente creo que vale la pena revisarlas especialmente si, como en este caso, el guión de Albert Maltz (uno de los diez escritores en la lista negra maccartiana) se basa en una cuento de Graham Greene, muy bien trabajado por Maltz y con una fotografía excelente "cine negro en estado puro" de John F. Seitz, habitual de Billy Wilder con quien trabajó y fue nominado en Perdición, Días sin huella y en la excelente Sunset Boulevard.





El cuervo es cine negro en subgénero psicológico. Desde la escena inicial se atisba la complejidad de los personajes, especialmente Raven (Alan Ladd) quien demuestra un loable interés por los gatos al tiempo que destila inmutabilidad y sangre fría ante un asesinato, intuyéndose además un conflicto interno muy relacionado con el sexo femenino. No terminan ahí los tintes psicológico-psiquiátricos. Willard Gates (Laird Cregar) no tarda en derrumbar toda su enormidad física ante el miedo a la venganza de Raven, Y algo similar cabe decir del sadismo y falta de escrúpulos de su chofer, asistente y guardaespaldas, Tommy (Marc Lawrence).




La psicología resulta ser una virtud en una película como esta, pero, como suele suceder, las virtudes suelen ir acompañadas de algún que otro pecado, venial eso sí, y así sucede que no todos los actores resultan creíbles en los terrenos freudianos. Perkins en Psicosis nos dio una lección positiva en este aspecto, pero Cregar exagera las notas y Ladd está muchísimo más a gusto en su papel hierático que en los momentos de íntimas confesiones. Claro que, bien mirado, la locura representada de forma coherente sería una birria de locura. Pero, y creo me entienden, hay algunas secuencias donde todo parece ficticio y falto de credibilidad.



TÍTULO ORIGINAL This Gun for Hire
AÑO 1942




DIRECTOR Frank Tuttle
GUIÓN Albert Maltz & W.R. Burnett (Novela: Graham Greene)
MÚSICA David Buttolph
FOTOGRAFÍA John F. Seitz (B&W)
REPARTO Veronica Lake, Robert Preston, Laird Cregar, Alan Ladd, Tully Marshall, Marc Lawrence, Mikhail Rasummy
PRODUCTORA Paramount Pictures


SINOPSIS Un matón llamado Raven es contratado para que cometa un asesinato. Sin embargo, pronto se da cuenta de que su vida está en peligro, ya que alguien pretende tenderle una trampa.


Estos pecadillos y encima veniales no enturbian un film de visión obligada que se presta a debates de muchas índoles, incluso a comparaciones con la saga Bond (véase el bolígrafo pistola del industrial químico) y donde Verónica Lake consigue cautivarnos como hermosísima artista de variedades, cantante, ilusionista y mujer fatal pero de las buenas, muy buenas, en el fondo y en las formas. Por su parte Ladd perfecto y en su línea de idénticas seriedades similar a la que nos mostró en La llave de cristal también con Miss Lake.

Se dice que una de las razones para trabajar juntos era su igualdad de pequeñas tallas.

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