Todo lo que Veda desea, su madre se lo da. Incluso si debe poner fin a
su matrimonio de clase media, e intentar ascender en un mundo
empresarial dominado por los hombres, casándose con un hombre rico a
quien no ama.
Alma en suplicio es un característico film norteamericano de mediados de
los cuarenta, en cuanto asienta sus bases sobre una sobria historia
melodramática con una cierta influencia negra. La trama narrada a modo
de un largo flashback nos introduce en la vida de Mieldred, una mujer
capaz de cualquier cosa con tal de satisfacer los caprichos de su hija
Veda, una joven malcriada, extremadamente caprichosa que engloba en
cierto modo el papel de mujer fatal. En este sentido, la película acopia
la mayoría de los rasgos propios del cine negro: ambiente denso,
dualidad, personajes conducidos hacia un final trágico, retrato de una
sociedad corrupta y afectada por la todavía reciente guerra mundial…
Como apunte cabe decir que la historia crítica el esteriotipo de vida
que siguen los jóvenes de las clases altas y deja a los personajes
masculinos no muy bien parados por lo general.
La estética ofrecida por Alma en suplicio en las secuencias iniciales y
finales obedece a los cánones del cine negro más clásico, con fuerte
contraste de luces y sombras en la fotografía (Ernest Haller), y
espacios nocturnos que crean la atmósfera acertada. Por el contrario
durante el resto de la historia hay un tratamiento mucho más realista,
adecuado para el tono semidocumental de la biografía de Mildred Pierce.
El reparto encabezado por la mítica Joan Crawford, lleva a cabo un
excelente trabajo, en especial Ann Blyth que se mete de lleno en su
papel de joven caprichosa y malcriada. La banda sonora de MaxSteiner
suena con fuerza, incrementado a las mil maravillas el carácter
dramático del argumento.
Interesante largometraje negro; con una profunda reflexión de cómo la
mala educación familiar puede afectar verdaderamente a la formación de
una persona, en este caso una mujer.
Tras la muerte de Joan Crawford, protagonista de este poderoso melodrama
negro, su hija adoptiva Christine publicó unas memorias de infancia en
las que pintaba a la famosa actriz como una psicópata maltratadora,
enloquecida por la incapacidad de tener hijos propios y que convirtió la
vida de sus retoños adoptados en un auténtico infierno. Fueran o no
ciertas estas aseveraciones (curiosamente el libro se publicó después de
conocerse que la actriz había desheredado a Christine y a otro de sus
hijos que también corroboró los maltratos), lo cierto es que "Alma en
suplicio" parece una anticipo cruel e irónico de lo que había de suceder
en el futuro, puesto que narra la relación destructiva que se establece
entre una sufrida madre y su devoradora, egoísta y sanguijuela hija. Un
melodramón con aires a lo "Imitación a la vida" que exprime al máximo
el duelo entre la madura Crawford y la perversa muñequita Ann Blyth,
que, finalmente será quién se lleve el gato interpretativo al agua con
su insaciable y caprichosa Veda (años más tarde, Crawford se tomó la
revancha realizando su mejor interpretación conocida junto a otra de las
grandes feas de Hollywood, Bette Davis, en "¿Qué fue de Baby Jane").
El guión, espléndido y adulto, está al servicio de las damas, por lo que
los caracteres masculinos, aunque omnipresentes, se mueven como sombras
en una galería tras el fuego cruzado: son muy superiores las escenas
protagonizadas por las mujeres que aquellas en las que salen los
actores. Son impresionantes por ejemplo los tiras y aflojas madre-hija,
pero también la conversación de Mildred con su ayudante Aida al regresar
de unas vacaciones, una indagación curiosa en la cámara blindada de la
amistad femenina, esa materia tan maltratada en el cine.
Si bien la trama resulta más o menos previsible, se solventa al dividir
la atención del espectador entre el drama familiar y los toques de cine
negro (toda la película es la restrospectiva de un asesinato). Sin
embargo hay una tensión más tangible en el proceso de destrucción de la
hija hacia la madre que en la resolución del crimen que sirve de punto
de partida a la narración. Resulta casi pavoroso ver a la robusta
Crawford reducida a la indefensión más absoluta ante las demandas de su
delicada hija: bajo toda esta historia reside una relectura de lo más
inquietante en torno a los instintos maternales mal entendidos.
Recomendabilísima en todos los sentidos para apreciar que más allá de
"Casablanca", Curtiz fue capaz de alumbrar obras mayores como ésta.
Adaptación de la novela "Mildred Pierce" (1941), de James M. Cain,
inspirada en el mito de Medea. Dirigida por Michael Curtiz, se rodó en
exteriores de Hollywood y en los estudios Warner. Dispuso de un
presupuesto estimado de 1 M de dólares. Ganó un Oscar (actriz principal)
y un NBR (actriz principal). Fue nominada a 5 Oscar sin premio (2
actriz secundaria, fotografía, película y guión). Se estrenó el
20-X-1945.
La acción tiene lugar en Santa Mónica (California) entre 1940 y 1944. Narra la historia de Mildred (Joan Crawford), felizmente casada con Albert "Bert" Pierce (Bruce Bennett). Son padres de dos hijas, Veda (Ann Blyth) y Kay (Jo Ann Marlowe). Veda, la mayor, es presumida, vanidosa y caprichosa. Su madre está dispuesta a cualquier sacrificio para complacerla, sobre todo a partir de la muerte por viriasis de la pequeña Kay.
La acción tiene lugar en Santa Mónica (California) entre 1940 y 1944. Narra la historia de Mildred (Joan Crawford), felizmente casada con Albert "Bert" Pierce (Bruce Bennett). Son padres de dos hijas, Veda (Ann Blyth) y Kay (Jo Ann Marlowe). Veda, la mayor, es presumida, vanidosa y caprichosa. Su madre está dispuesta a cualquier sacrificio para complacerla, sobre todo a partir de la muerte por viriasis de la pequeña Kay.
La película muestra la conducta obsesiva de Mildred, encaminada a dar
satisfacción a todos los caprichos de Veda. A tal fin toma decisiones no
meditadas, se pone a trabajar y levanta una cadena de restaurantes. Una
tensión interior compulsiva mueve el comportamiento de Mildred, que se
desarrolla en un clima creciente de riesgo, descontrol, estrés,
presiones y gastos insoportables. La irresponsabilidad del segundo
marido y su debilidad ante él, la sumergen en una situación angustiosa
llena de graves peligros. La narración dramática, bien construída y
conducida por Curtiz con maestría, crea un crescendo largo y
sobrecogedor, de gran fuerza cinematográfica. La obra muestra la
capacidad de la mujer para triunfar en el mundo de los negocios, pero
establece, en un giro inesperado, que no debe dedicarse a ellos y que
las madres han de trabajar en el hogar. Es una lástima que al único
personaje de color (Butterfly McQueen) le corresponda un papel de chica
tonta, supuestamente cómico.
La música, de Max Steiner, acompaña con brío y generosidad gran parte de la obra. Con una orquesta en la que predomina el metal, amplía y engrandece el dramatismo de la acción. La fotografía enriquece las imágenes con un uso brillante del claroscuro, proyecta sombras muy efectistas, sitúa personajes en la penumbra y a contraluz e ilumina los escenarios con sombras que crean dibujos de gran belleza plástica. El guión comprime la obra original, suprime elementos superfluos y cambia su ubicación y su referencia temporal. Da al metraje la extensión adecuada (107') para que la acción sea intensa y absorbente sin desfallecimientos. La interpretación de Joan Crawford es soberbia y deslumbrante. Llena la pantalla de magnetismo y seducción. El director construye una de sus mejores obras.
Primera película de Joan Crawford al servicio de la Warner, tras la finalización del contrato con la Metro. Uno de los mejores melodramas de los años 40, pese a algunos anacronismos.
La música, de Max Steiner, acompaña con brío y generosidad gran parte de la obra. Con una orquesta en la que predomina el metal, amplía y engrandece el dramatismo de la acción. La fotografía enriquece las imágenes con un uso brillante del claroscuro, proyecta sombras muy efectistas, sitúa personajes en la penumbra y a contraluz e ilumina los escenarios con sombras que crean dibujos de gran belleza plástica. El guión comprime la obra original, suprime elementos superfluos y cambia su ubicación y su referencia temporal. Da al metraje la extensión adecuada (107') para que la acción sea intensa y absorbente sin desfallecimientos. La interpretación de Joan Crawford es soberbia y deslumbrante. Llena la pantalla de magnetismo y seducción. El director construye una de sus mejores obras.
Primera película de Joan Crawford al servicio de la Warner, tras la finalización del contrato con la Metro. Uno de los mejores melodramas de los años 40, pese a algunos anacronismos.
TÍTULO ORIGINAL | Mildred Pierce |
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AÑO | 1945 |
DIRECTOR | Michael Curtiz |
GUIÓN | Ranald MacDougall & Catherine Turney (Novela: James M. Cain) |
MÚSICA | Max Steiner |
FOTOGRAFÍA | Ernest Haller (B&W) |
REPARTO | Joan Crawford, Jack Carson, Ann Blyth, Zachary Scott, Eve Arden, Bruce Bennett, Veda Ann Borg, George Tobias |
PRODUCTORA | Warner Bros. Pictures |
PREMIOS | 1945: Oscar: Mejor actriz (Joan Crawford). 6 nominaciones |
SINOPSIS | El segundo marido de una mujer (Joan Crawford) ha sido asesinado y ella es interrogada por la policía. La mujer contará cómo ha sido su vida desde que se casó por primera vez y cómo se ha sacrificado para proporcionar a su hija (Ann Blyth) todas las oportunidades que ella nunca tuvo. |
CRÍTICAS |
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Joan Crawford, una de las mayores estrellas
femeninas de la época, fue "liberada" de su contrato con la MGM y se
marchó a la Warner, productora donde triunfaba Michael Curtiz
(Casablanca). Su pequeña venganza fue ganar el Oscar con esta mezcla de
melodrama y cine noir en tiempos de guerra en el que encarna a una madre
que sacrifica su vida por una hija sin escrúpulos ni sentimientos.
Adaptación de una novela de James M. Cain (autor de 'Perdición').
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"Magnífica combinación de cine negro y melodrama." (Fernando Morales: Diario El País) ---------------------------------------- "Clásico del cine americano" (Augusto M. Torres: Diccionario Espasa) ---------------------------------------- |
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