Film realizado por Vincent Sherman. El guión, de Harold Medford y Jerome
Weidman, desarrolla un argumento ("Case History") de Gertrude Walker.
Se rueda en exteriores de Palm Springs (CA) y en los Warner Studios
(Burbank, CA). Producido por Jerry Wald para la Warner, se estrena el
7-V-1950 (EEUU).
La acción tiene lugar en Desert Springs, Palm Springs y otras
localidades de la costa del Oeste, y en NYC, en 1948/49. Tras la muerte
del hijo en accidente de circulación, Ethel Witehead (Crawford), de unos
30 años, deja al marido y a los padres y se va sola a NY con deseos de
triunfar economicamente y socialmente.
El film es una obra de cine negro y de gángsters, con elementos
melodramáticos. Es el primero de una serie de tres consecutivos que
Crawford rueda para la Warner a las órdenes de Vincent Sherman. Los
otros dos son "La envidiosa" (1950) y "Adiós, mi amor" (1951). Sherman
es un artesano, en general poco brillante, que con Crawford consigue
realizar un buen trabajo, en especial en la cinta que nos ocupa. La
actriz tenía 46 años al concluir el rodaje del film, en el que hace el
papel de muchacha de unos 30. El exceso de edad no perjudica la cinta,
pese a no pasar inadvertido. Uno de los puntos fuertes de la obra es el
guión, escrito con brío e intensidad. Aporta unos diálogos ágiles,
rotundos y contundentes, que se combinan bien con el fuerte ritmo que
Sherman impone al relato. La construcción de los personajes, en especial
el de Ethel, es acertada en complejidad y riqueza de matices. El
segundo punto fuerte del film viene dado por la notable interpretación
de Crawford, acompañada de las intervenciones destacadas de tres actores
(David Brian, Key Smtih y Steve Cochran), que acababan de rodar "Al
rojo vivo" (Walsh, 1949). Crawford trasmite al personaje de Ethel el
tono de desmesura, amargura y vulnerabilidad que corresponde. La
narración se desarrolla mediante un largo flashback, como es habitual en
cine negro. El argumento se inspira en la vida real del gángster
Benjamin "Bugsy" Siegel y de su amante Virginia Hills. La obra está
puesta al servicio del lucimiento de la actriz. El film no constituye
una instancia a favor de la igualdad de la mujer: reitera los
estereotipos de inferioridad, sumisión y dependencia. El título está
tomado de "A Electra le sienta bien el luto"/"Mourning becomes Electra"
(1931), de Eugene O'Neill. Un hermano le dice a su hermana: "No llores
... Los condenados no lloran".
La música, de Daniele Amfitheatrof ("Los sobornados", Lang, 1953) y Max
Steiner (no acreditado), aporta pasajes oscuros y de tensión y crea
climas inquietantes, ajustados al sentido de la acción. La fotografía,
de Ted D. McCord ("Al este del Edén", Kazan, 1955), recrea en interiores
los ambientes oscuros del cine negro, que contrasta con luminosas tomas
exteriores al aire libre. Abundan los primeros planos de la
protagonista, que tratan de penetrar en su atormentado mundo interior.
TÍTULO ORIGINAL | The Damned Don't Cry |
---|---|
AÑO | 1950 |
DIRECTOR | Vincent Sherman |
GUIÓN | Harold Medford, Jerome Weidman (Historia: Gertrude Walker) |
MÚSICA | Daniele Amfitheatrof |
FOTOGRAFÍA | Ted D. McCord (B&W) |
REPARTO | Joan Crawford, David Brian, Steve Cochran, Kent Smith, Hugh Sanders, Selena Royle, Jacqueline deWit, Morris Ankrum, Edith Evanson, Richard Egan |
PRODUCTORA | Warner Bros. Pictures |
SINOPSIS | En un mundo dominado por los hombres, Ethel Whitehead aprende que para sobrevivir sólo hay un camino: ser seductora y, a la vez, poseer un fuerte carácter. Es así como Ethel decide escalar puestos en la sociedad a través de relaciones interesadas con el sexo opuesto. Algunos de esos hombres la aman, otros la usan; y uno – despilfarrador y chantajista- abusa de ella. Cuando éste asesina a su rival en la suntuosa sala de estar de Ethel, ella se da a la fuga para regresar a la pobreza que pensaba haber dejado atrás. Y esta vez puede que no encuentre un hombre que recoja los pedazos de su vida hecha añicos. |
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