-Un Hitchcock atípico: parte de
la idea base de recrear un caso real sin alterar los hechos más allá de
lo estrictamente necesario. Se pierden así dos señas de identidad del
director inglés tan importantes como su sentido del humor y su gusto por
el absurdo. Irónicamente, hay quienes critican el guión por sus giros
poco creíbles. Una vez más las exigencias de verosimilitud de muchos
espectadores se revelan arma de doble filo.
-La puesta en escena está ideada partiendo de una premisa clara: narrar de forma subjetiva desde el punto de vista del hombre que es acusado injustamente. Gracias a esta concepción y la habilidad de Hitchcock, la película se convierte en una pesadilla kafkiana, angustiosa e inquietante. El espectador apenas tiene asideros a los que agarrarse para tomarse un respiro*.
-El desarrollo de este planteamiento no podría ser más hábil. La construcción de los planos, fotografía e iluminación de ensueño, el uso de la música, los precisos movimientos de cámara. Todo ello desemboca en una continua sensación malsana y onírica a partes iguales. Curioso que partiendo de la reconstrucción de una realidad subjetiva se llegue a una obra tan irreal, curioso y a un tiempo lleno de sentido.
-La actuación de Fonda, contenida y gris, va en plena consonancia con el clima de la película. Probablemente la obra más triste de Hitchcock, llena de una angustia realmente desasosegante. Quizás por su carácter de rareza no acabe de entusiasmar a los fans del inglés, recomiendo acercarse a ella sin prejuicios para no llevarse una desilusión por esperar otra cosa.
-Como pegas: la estructura argumental no es demasiado cinematográfica, deudora en exceso del caso real. Esto desemboca en algunos baches rítmicos o dramáticos**.
-La puesta en escena está ideada partiendo de una premisa clara: narrar de forma subjetiva desde el punto de vista del hombre que es acusado injustamente. Gracias a esta concepción y la habilidad de Hitchcock, la película se convierte en una pesadilla kafkiana, angustiosa e inquietante. El espectador apenas tiene asideros a los que agarrarse para tomarse un respiro*.
-El desarrollo de este planteamiento no podría ser más hábil. La construcción de los planos, fotografía e iluminación de ensueño, el uso de la música, los precisos movimientos de cámara. Todo ello desemboca en una continua sensación malsana y onírica a partes iguales. Curioso que partiendo de la reconstrucción de una realidad subjetiva se llegue a una obra tan irreal, curioso y a un tiempo lleno de sentido.
-La actuación de Fonda, contenida y gris, va en plena consonancia con el clima de la película. Probablemente la obra más triste de Hitchcock, llena de una angustia realmente desasosegante. Quizás por su carácter de rareza no acabe de entusiasmar a los fans del inglés, recomiendo acercarse a ella sin prejuicios para no llevarse una desilusión por esperar otra cosa.
-Como pegas: la estructura argumental no es demasiado cinematográfica, deudora en exceso del caso real. Esto desemboca en algunos baches rítmicos o dramáticos**.
Hitchcock prefería de entre sus películas las que más gente atraían a
las salas, por eso no sentía el entusiasmo suficiente para defender
ésta. Creo que buena parte de los que valoran su obra sin atender a más
razones que la satisfacción cinematográfica personal encontrarán buenos
motivos al verla para sentir, ellos si, ese entusiasmo.
Un Hitchcock atípico pero muy recomendable.
Un Hitchcock atípico pero muy recomendable.
*El
letrero final, diciendo que la mujer se cura a los dos años, creo que
no es verdad. Pero me baso en un comentario algo ambiguo del director,
no puedo afirmarlo. En todo caso la película en sí no da pie al alivio:
los protagonistas ven destruidas sus esperanzas, su existencia rota por
completo. Incluso la liberación final sabe a fracaso. Si, cabrones, soy
libre, pero me habéis jodido la vida.
**De todos modos el final me encanta: lo que empezó por mala suerte acaba por buena. La pesadilla kafkiana termina. El verdadero culpable y su detención, un infeliz que suplica por su mujer e hijos, todo muy triste.
**De todos modos el final me encanta: lo que empezó por mala suerte acaba por buena. La pesadilla kafkiana termina. El verdadero culpable y su detención, un infeliz que suplica por su mujer e hijos, todo muy triste.
TÍTULO ORIGINAL | The Wrong Man |
---|---|
AÑO | 1956 |
DURACIÓN | 105 min. |
PAÍS | |
DIRECTOR | Alfred Hitchcock |
GUIÓN | Maxwell Anderson, Angus MacPhail (Obra: Maxwell Anderson) |
MÚSICA | Bernard Herrmann |
FOTOGRAFÍA | Robert Burks (B&W) |
REPARTO | Henry Fonda, Vera Miles, Anthony Quayle, Harold J. Stone, Nehemiah Persoff, Charles Cooper, Richard Robbins, Tuesday Weld |
PRODUCTORA | Warner Bros. Pictures |
GÉNERO | Intriga. Drama | Basado en hechos reales |
SINOPSIS | Manny es un músico de jazz que vive apaciblemente en Nueva York con su esposa Rose y sus dos hijos pequeños. En una aseguradora, una empleada lo confunde con un ladrón que había robado allí unos días antes y lo denuncia a la policía. Comienza entonces para él una angustiosa pesadilla: es detenido y acusado de una serie de hurtos perpetrados en el barrio. Lo terrible es que todos los testigos y las pruebas caligráficas corroboran su culpabilidad. Tras salir bajo fianza, intentará demostrar su inocencia. Mientras tanto, su esposa sufre una aguda crisis nerviosa y es internada en un psiquiátrico. |
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